viernes, 3 de febrero de 2012

PAISAJES

Después de las personas, los paisajes son nuestro motivo favorito: la arrebatadora grandeza del Gran Cañón, la majestuosidad de las Montañas Rocosas  o el misterio de los Badlands. Pero son también uno de los más complicados;  cuando la belleza de un paisaje nos conmueve, recorrer con nuestros ojos toda la escena y contemplar su grandiosidad a la vez que los pequeños detalles constituye un experiencia absoluto, porque no solo son excitante los elementos  visuales del paisaje; también el suave murmullo acariciado por el viento, el rumor del arroyo, el olor del aire, y la caricia del viento nos embelesan. Estar allí es lo que hace que un paisaje sea realmente fascinante.

 El desafío esta en como captar esas impresiones, como trasladar esa grandeza a las dos dimensiones de un pequeño trozo de película. Para lograrlo es preciso pensar, tener paciencia y, a menudo, realizar un esfuerzo físico.


“Dos fotografías hechas en la región Mustang de Nepal ilustran la recompensa de saber esperar. La de arriba es más aceptable, no indica dinámica. Mientras  pensaba cómo mejorar la fotografía, entró en escena este chico y lanzó una piedra a las cabras. Su presencia añadió energía y profundidad a la composición”.

Demasiadas veces cuando volvemos de un viaje, las fotografías de los paisajes nos parecen planas y confusas. Los elementos que nos extasiaron están allí, pero la imagen no nos tramite las emociones que sentimos entonces. Normalmente, esto se debe a la ausencia de algo que nos llame la atención es especial. Siempre que miramos una fotografía buscamos en ella algún punto de interés. En la fotografía de países, el truco consiste en componer la escena de modo que aquello que nos parezca interesante, la montaña, el lago o los colores, se conviertan en el centro de interés visual.

¿QUÉ DEBERIA FOTOGRAFIAR?
Hacer buenas fotografías es sobre todo un proceso mental. Para empezar, pensemos en lo que nos ha impactado de un lugar y nos hace sentir que merece la pena hacer una foto: esa esencia es la que queremos captar. ¿Qué adjetivos usaríamos para describirle el lugar a un amigo?. Una pradera de horizontes infinitos, un árido desierto, un bosque exuberante, una montaña majestuosa……Lo mejor es empezar por estudiar la escena para encontrar los elementos que nos ayuden a transmitís ese sentimiento, y determinar que elección de objetivo, hora del día, época de año y composición serán mejor para acentuarlos.
Supongamos que queremos fotografiar una pradera sería perfecto encuadra un horizonte llano y sin interrupciones con un árbol o una granja solitaria en la distancia para sugerir inmensidad y soledad, y dejar que el cielo ocupe los 2 tercios superiores de la composición, en un desierto buscaremos un encuadre amplio que abarque el sol para potenciar la sensación de calor; o una simple o diminuta plata solitaria en un duna para representar mejor el rigor del lugar.

Volver al sitio
De tener tiempo, conviene volver a un mismo lugar a diferentes horas o en distintas estaciones del año para ver cómo afectan al paisaje los cambios de luz: quizás el sol matutino acaricie el pico de una montaña de forma ideal mientras que por la tarde crea una sombra  que arruina la imagen. La mejor luz se da en las primeras y en las últimas horas del día, porque es más cálida y proyecta sombras largas y suaves que aumentan la profundidad y el relieve de los elementos del paisaje. A demás los rayos del sol inciden en ángulos diferentes según la estación del año, lo que está a la sombra en una tarde de invierno puede estar iluminado en verano.
Los días nublados son perfectos para fotografía escenas en las que el color es importante, como las hojas otoñales de los árboles o el verde esmerada de una pradera debido a la mayor saturación de los tonos. Y no hay que amedrentarse ante un cielo tormentoso, le añade fuerza y dramatismo a la imagen y, si tenemos paciencia puede que los rayo de sol acaben asando a través de las nubes.

Elementos gráficos
Podemos usar elementos gráficos como el curso de un rio o una carretera serpenteante, una sombra expresiva o la caída de un acantila para conducir la vista hacia el interior de la imagen. Y desplazarnos: es sorprendente cómo puede cambiar un paisaje visto desde otro lugar. No hay que limitarse a conducir carretera abajo, hay que subir a las colinas, escalar acantilados si es preciso y tumbarse en el suelo.
Cuando fotografió paisajes termino con la ropa bastante sucia, porque los mejores ángulos siempre están en medio de un arroyo o un despeñadero.

Equipo
Cámaras de gran formato
Para fotografiar paisajes lo mejor son las cámaras de gran formato, ya que se pueden manipular hasta conseguir una profundidad de campo casi infinita y porque el tamaño de la película hace posible realizar ampliaciones de una nitidez extrema. Pero la evidencia de revistas como la NG demuestra que las cámaras de 35 mm son una buena opción siempre que se esté dispuesto a explorar y a esperar la luz idónea. Es importante usar ISOS bajos para reducir el ruido y conseguir un buen rendimiento del color. Yo suelo usar ISOS entre 100 y 400.

Objetivos gran angular
Los objetivos gran angular son muy útiles porque abarcan una gran porción de la escena y permiten enfocar todos los planos, incluso con diafragmas intermedios. Pero existe el peligro de hacer fotografías demasiado planas.
Hay que incluir en la composición algún elemento significativo: un rio o una carretera, o bien algo que llene el primer término y la zona intermedia. Después de fotografiar a un apersona en el borde de un precipicio, desolásemos hacia atrás para encadarla a un lado mientras mira hacia al vacío. De este modo se convierte en un elemento esencial de la composición que ayuda a la mirada a adentrase en la fotografía, además de proporcionar una referencia de la escala, otro de los elementos importantes en un paisaje.
Al usar un gran angular hay que tener cuidado con el horizonte y acordarse de la regla de los tercios. El cielo debe ocupar el tercio superior de la composición, a menos que tenga un significa especial, en cuyo deberá ocupar los dos tercios. Otras veces es mejor una foto simétrica, por ejemplo, el reflejo de una montaña en un lago en dos mitades iguales. No hay que medir la luz en el cielo, que por regla general es demasiado brillante y conduce a un sub exposición del resto de la escena, sino en una zona equivalente a un tono medio o en una carta gris, hay que comprobar el encuadre de la imagen a través del visor y eliminar elementos molestos o no deseados, como líneas eléctricas o antenas.
No descartemos los teleobjetivos, que también tienen grandes posibilidades en la fotografía de paisajes. Podemos comprimir una cordillera, o bien dar la impresión de que un pico surge por detrás de una cabaña.

Busquemos detalles y dibujos
Un detalle puede decir más que el conjunto: una roca aislada esculpida por el tiempo puede comunicar mejor las sensaciones de un lugar que la fotografía de un valle entero.
Los dibujos de la corteza de un árbol centenario pueden decirlo todo a cerca de un bosque. Este tipo de fotografía refleja mejor nuestra interpretación personal que una imagen general y convencional.


Cascadas y ríos
Para mostrar en una fotografía como salpica la espuma de una cascada, hay que usar una velocidad de obturación para detener las partículas de agua en el aire. Sin  embargo para mostrar el fluir del agua en un pequeño arroyo hay que usar una velocidad lenta más o menos de 1/8 de segundo. Es conveniente usar un trípode o cualquier otro soporte y un cable disparador para evitar la trepidación de la cámara. Si salen personas es importante que estén muy quietas.

Bosques
Los bosques suelen ser oscuros, por lo que exigen un ISO alto, a menos que usemos trípode  y haya una quietud absoluta. Los rayos de luz traspasando las copas de los árboles, e incluso el sol destellando entre las ramas es interesante. Hay que medir la luz con sumo cuidado, ya que tanto el sol directo como los rayos de sol que se filtran entre las hojas conducen a fuertes sub exposiciones. Conviene tener un centro de interés, como unos helechos con una iluminación contrastada, los dibujos de la corteza de los troncos de unos árboles, un camino estrecho y tortuoso, o el llamativo color de un flor para reforzar la composición.

Playas
Las imágenes deberían transmitir un sentimiento ya sea de caída serenidad, dramática tempestad, contemplación solitaria o jolgorio vacacional. Cada playa tiene su propio carácter. Preguntémonos que tiene más interés, ¿la arena blanca surgiendo del agua color turquesa?, ¿O la costa rocosa batidas por las olas? Una fotografía realizada con un gran angular desde lo alto de un duna sería perfecta para plasmas la primer escena, pero u teleobjetivo sería mejor para captar a contraluz las olas golpeando las rocas.



Primer término y profundidad: en la imagen, el fotógrafo transmite con éxito la grandiosidad de la llanura y de lo que crece en ella. En el primer término, las largas espigas de trigo encuadran y añaden sensación de profundidad y de escala. Un diafragma cerrado ayudó a conseguir gran profundidad de campo.

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