Como fotógrafa de reportajes por encargo, Annie griffiths Belt trabaja una amplia variedad de temas, desde yacimientos arqueológicos hasta paisajes y geografía social.
Uno de sus puntos fuertes es la habilidad para fotografiar a la gente enfrascada en sus actividades cotidianas.
“Tanto si trabaja para la revista como el proyecto de un libro, siempre intento incluir en el reportaje un elemento humano. El lector se involucra más con estas imágenes que con fotografías que sólo son bonitas; añade otra dimensión”, dice.
Belt se compenetra muy bien con sus modelos. “si veo que va ocurrir algo interesante, me acerco poco a poco hasta donde me sea posible y empiezo a disparar. Cuando me descubren, sonrío y saludo para que vean que no quiero perjudicar a nadie”, explica.
“Otras veces me paro y hablo con la gente o, si hablan en inglés, les hago un cumplido y les invito a seguir con lo que estaban haciendo. Puede que posen durante un momento, pero enseguida vuelven a comportarse con naturalidad. ”
Belt reconoce que hay mucha gente que se siente incómoda fotografiando a desconocidos y que racionaliza su temor a acercarse a ellos diciendo: “No quiero ser un intruso ni molestar a esas personas”.
Pero ella no cree que la gente se sienta invadida en su intimidad. “Los fotógrafos no acosas al granjero, a la peluquera o al camionero. Al contrario, al prestarles atención, hacen que se sientan especiales. Hacer una fotografía puede ser hasta un cumplido si la convertimos en una experiencia positiva.”
En sus seminarios fotográficos sobre retratos, Belt hace hincapié en las ventajas de usar angulares y disparar desde muy cerca. “Animo a mis alumnos a que se acerquen físicamente a la escena. Intento ayudarles a comprender que la intimidad solamente se produce cuando hay proximidad; las fotografías con teleobjetivos no transmiten la misma sensación de intimidad.”
Cuando viaja al extranjero rara vez utiliza interprete; prefiere entrar en contacto directo con la gente. Aprende lo suficiente del idioma para poder ser educada, y se comunica más allá de las palabras con gestos, signos o dibujos, acompañados siempre de una sonrisa, para explicar sus intenciones fotográficas.
En un pueblo africano por ejemplo, puede abrazar a los niños y hablar en inglés, aun sabiendo que no entienden una sola palabra de lo que dice. En cualquier país le puedes decir a una mujer “! Que niño tan guapo!”, y ella lo comprenderá. Este tipo de comunicación y de entendimiento funciona mejor que un traducción formal”, ha descubierto Belt.
Como mujer que suele trabajar sola, Belt ve que algunas personas se preocupan por ella. Sin embargo, en realidad se siente más segura en la mayoría se los casos siendo mejor de lo que podría sentirse si fuera hombre: ”Como mujer pareces más inofensiva; por mi parte, trato de pasar desapercibida y si las cosas se ponen feas desaparezco. En algunas culturas piensan que la mujer americana es fácil y libre, así que hay que tener cuidado y conocer el país todo lo posible”, dice. Las restricciones que imponen ciertas sociedades, como la árabe, son un gran problema para las profesionales de fotografía, ya que no les está permitido entrar en una mezquita. “Yo transformo este inconveniente en una ventaja” explica. “Me quedo con las mujeres y tomo imágenes que un hombre jamás podría hacer.”
Belt, una de las primeras mujeres en trabajar para la National Geographic, empezó su carrera hace unos 25 años, en una época en que las publicaciones enviaban a una mujer a situaciones de riesgo.
Después de cinco años de reportajes, hizo su primer trabajo en el extranjero. Desde entonces, ha trabajado por todo el mundo.
Cuando emprende un viaje largo se lleva a sus dos hijos y alquila una casa de campo o un apartamento para mantener una vida familiar lo más normal posible. Con la ayuda de una niñera; Lyli y Charlie siguen sus estudios. Don Belt, editor ayudante y redactor de National Geographic, se reúne con ellos durante las vacaciones, por lo que es raro que la familia pase más de un mes separada.
Además de meses de largas jornadas de trabajo, la mayor parte de los reportajes exigen grandes dosis de investigación previa al trabajo de campo, que Belt considera una inversión indispensable para poder publicar luego historias de calidad.
“rara vez fotografío lo que es evidente, porque National Geographic casi nunca publica lo obvio”, declara Belt. “Para ser comunicativo es necesario escarbar bajo las superficies de las cosas.”
En sus seminarios de fotografía se ha dado cuenta de un hecho interesante: “La mayoría de los estudiante no entiende el significado de la palabra trabajo,” explica. “Como cualquiera puede hacer fotos, no se dan cuenta que hay que trabajar mucho y muy duro para conseguir una buena imagen. Les atraen los lugares exóticos y el colorido de los vestidos, porque en sí mismo tienen un poder visual altamente efectista, pero hay que ir más allá para crear algo que exprese el carácter del lugar o de la gente. ”
A menudo le preguntan qué cualidades hay que tener para ser fotógrafo de National Geographic.
A esta cuestión Belt responde lo siguiente: “hay que tener talento fotográfico y la capacidad de ser creativo empleando la tecnología. También es imprescindible poseer sentido del humor, curiosidad por el mundo, un punto de vista personal y una tremenda motivación, además de estar siempre dispuesto a forzarse a ir más allá de lo que uno se cree capaz”.
Belt reconoce que es difícil desarrollar una visión fotográfica; se trata de una evolución potenciada por la experiencia. “Ahora veo cosas de hace 20 años era incapaz de ver; entras en armonía con una serie de elementos que se combinan para hacer que algo suceda. Es algo así como una coreografía, porque sientes cómo las cosas empiezan a suceder, la luz, por ejemplo. Es una sensibilidad que se adquiere cuando, a lo largo de los años, se tiene siempre en mente este objetivo.”
Peter K. Burian
Consejos fotográficos de Annie Griffiths Belt
- - A mucha gente le encantan los juguetes (el equipo fotográfico) o le encanta hacer fotografías. Creo que hay que combinar habilidad y equipo, saber aprovechar la tecnología y ser creativos con ella. Si nos enamoramos del equipo jamás llegaremos lejos.
- - No hagamos muchas fotos solo para estar ocupados. Seamos autocríticos con la composición. Pero cuando suceda algo interesante, no hay que escatimar en los disparos.
- - Aprendamos a medir la luz, en vez de confiar ciegamente en la cámara. Hay que aprender a crear fotografías combinado la luz y los parámetros de la cámara que se ajusten a nuestras intenciones. Debemos escoger una opción u otra siempre en función de nuestra creatividad personal.
- - En la mayoría de las fotografías, la dirección, la calidad y el color de la luz, junto con el modo en que se ilumina al sujeto, son mucho más importantes que la cantidad de luz. En fotos de paisajes, sobre todo, creo que el punto más importante y que más se descuida es la apreciación de la luz. Del mismo modo que se adquiere un cierto oído musical con el tiempo, también se adquiere la capacidad de valorar y apreciar la luz en la fotografía.
- - Si nos interesa el fotoperiodismo, tenemos que aprender a contar una historia con la cámara. Algunas vece solo podemos hacer con un solo fotograma, pero la recompensa será mayor si lo hacemos a través de un reportaje completo.
- - Tengamos presente en todo momento el diafragma que estamos utilizando; ajustaremos f/4 o f/16 por una razón específica, para lograr el efecto concreto, nunca porque si.
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