jueves, 9 de febrero de 2012

viernes, 3 de febrero de 2012

El rey de los esclavos

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Se cuenta que durante la etapa más dura del esclavismo en África, Bonifaz, el hijo del rey de una tribu originaria del Congo cayó en las redes de los traficantes de seres humanos y fue vendido en América del Sur como esclavo durante el siglo XVI. Este personaje de la nobleza negra acabó trabajando como peón en la hacienda de Mururata, un pequeño pueblo de los yungas de Bolivia. Ahí fue reconocido por los otros africanos como su rey, quienes lograron ocultar de los patrones su identidad y la de su linaje.

Hoy, abolida la esclavitud y casi 500 años después, Julio Bonifacio Pinedo, quien recientemente fue reconocido por el gobierno departamental como descendiente directo de dicho linaje real, es el actual Rey Afroboliviano.
Su familia está conformada por la Reina Angélica y sus hijos Marlen y Rolando, actual Príncipe y futuro heredero del trono.

Muy al contrario de la cómoda vida que llevaban sus nobles ancestros, Julio lleva una humilde vida como campesino en Mururata, donde trabaja cultivando la tradicional hoja de coca para el sustento de su familia. Su esposa Angélica atiende las labores del hogar y trabaja vendiendo diferentes productos en el almacén de su pequeña casa. En el piso superior de la vivienda se ubica un único dormitorio que comparten los cuatro miembros de la familia. Tienen cocina pero no tienen baño.
A pesar de no existir más servilismo, los antiguos patrones del pueblo todavía poseen además de la hacienda, la corona, la capa y el cetro que identifican al rey, los cuales le son prestados solamente en días festivos.
Esta es la familia real de Bonifacio, el rey de los esclavos.
Texto y fotografías: Manuel Seoane

‎50 Razones para NO salir con un FOTÓGRAFO

1.- Prefieren sostener su pesado equipo fotógrafico a ir de la mano contigo. 
2.- En una cita romántica, tú verás la puesta del sol y pensarás “esto es hermoso” mientras ellos preparan la cámara, el tripie y la exposición. 
3.- No podrás disfrutar al ver la T.V., una película o incluso una revista sin que ellos señalen los errores visuales. 
4.- Les gusta sentarse en cafeterías oscuras para ver de manera vouyerista por largos periodos de tiempo a la gente que pasa. 
5.- Si salen a caminar y se encuentran con una “iluminación interesante” te harán sentarte/pararte/posar en público para que puedan tomar una foto.
6.- Nunca podrás disfrutar de comida recién hecha porque se tomarán más de 15 minutos tomando fotografías del platillo con su iPhone. 
7.- Se enojan si uno de tus amigos les dice “Me gusta la fotógarfía ¿qué cámara me puedes recomendar? Nada profesioal sólo quiero que tome fotos bonitas.” 
8.- Esperarás más de lo normal para que terminen de analizar una obra de arte en un museo. 
9.- Lo mismo con las tiendas de libros viejos usados. 
10.- Cuando crees que te están poniendo toda su atención, en realidad están pensando cómo podrían arreglarte un poco con la herramienta para clonar y la herramienta parche. 
11.- O en realidad te están usando para no pasar como pervertidos al ver a la gente a su alrededor. 
12.- Prefieren gastar miles de dolares en equipo que comprarte una bolsa nueva. 
13.- No puedes tomarte una foto con ellos sin que quieran tomar 5 fotos más. 
14.- Cuando les preguntas si te ves gorda, te dirán “no te preocupes, te puedo arreglar con Photoshop” 
15.- Si la foto no cumple con sus estandards, no photoshopearán nada que les pidas por sencillo que ésto sea. 
16.- ¿La foto que te tomaron ayer? Buena suerte con lograr que te la manden. 
17.- Están todo el tiempo en la computadora (y no es viendo porno) 
18.- No pueden tener una conversación normal sin mencionar acrónimos y números al azar. 
19.- Aún usan cámaras análogas. 
20.- Pasan mucho tiempo con personas más interesantes que tú, por ejemplo: modelos, actores, músicos, artistas. 
21.- Serán muy meticulosos respecto a la posición de un objeto común, como una taza de café. 
22.- No te regresarán la llamada ni el sms, pero puedes apostar a que siguen subiendo sus fotos en instagram. 23.- Les gusta ver películas viejas de las que nunca has escuchado. 
24.- En general les gusta ver cosas raras. 
25.- Lo único que envidian es tu equipo fotográfico. 
26.- Si hay un desastre natural en algún lugar alejado, ya se están subiendo al avión para ir a tomar fotos. 27.- Todo tiene marca de agua. 
28.- Creen que las fotos de los demás son malas. 
29.- Quieren hacer corrección de color a Crepúsculo y Jersey Shore (o a cualquier telenovela) 
30.- Odian los arcoiris, especialmente los que giran. 
31.- Siempre que estés con un grupo de amigos y la conversación se torne profunda, ellos empezarán a tomar notas en su libreta tipo Moleskine. 
32.- Usan libretas Moleskine aunque sean caras. 
33.- Les gusta traspasar en edificios abandonados llenos de peligros para su integridad física. 
34.- Siempre quieren mostrarte la foto que acaban de tomar, aunque no les interese para nada si te gusta o no. 
35.- Odian la foto de perfil “dizque artística” de tus amigos. 
36.- Los días soleados y sin nubes los pone tristes, pero los días nublados aparentemente son geniales.
37.- Te llevarán a lugares con “cultura” así como con posibilidad de ser asaltados. 
38.- Tu regalo de cumpleaños será un retrato tuyo que ellos tomaron. 
39.- No puedes ir a ningún lugar nuevo sin que se detengan a tomar foto de todo. 
40.- Siempre te pedirán que les modeles. 
41.- Nada puede ser naturalmente bonito, todo se tiene que arreglar en Photoshop. 
42.- Que traigan su cámara significa traer varios kilos de equipo. 
43.- Si rompes alguna de sus cosas por accidente, les deberás miles de dolares. 
44.- No puedes darles un regalo de cumpleaños/navidad que les guste sin gastar mucho. 
45.- Está en su naturaleza coleccionar y guardar todo lo que les inspire, como periódicos viejos, revistas, cajas, etc. 
46.- Son raros y geeks. 
47.- Tienen discos duros llenos de fotos, pero probablemente sólo tengan 10 impresas. 
48.- Secretamente siempre están juzgando tu creatividad. 
49.- Si usas tu cámara en modo automático se burlaran de ti. 
50.- Se emocionan demasiado cada vez que aprenden una nueva técnica de iluminación.

PAISAJES

Después de las personas, los paisajes son nuestro motivo favorito: la arrebatadora grandeza del Gran Cañón, la majestuosidad de las Montañas Rocosas  o el misterio de los Badlands. Pero son también uno de los más complicados;  cuando la belleza de un paisaje nos conmueve, recorrer con nuestros ojos toda la escena y contemplar su grandiosidad a la vez que los pequeños detalles constituye un experiencia absoluto, porque no solo son excitante los elementos  visuales del paisaje; también el suave murmullo acariciado por el viento, el rumor del arroyo, el olor del aire, y la caricia del viento nos embelesan. Estar allí es lo que hace que un paisaje sea realmente fascinante.

 El desafío esta en como captar esas impresiones, como trasladar esa grandeza a las dos dimensiones de un pequeño trozo de película. Para lograrlo es preciso pensar, tener paciencia y, a menudo, realizar un esfuerzo físico.


“Dos fotografías hechas en la región Mustang de Nepal ilustran la recompensa de saber esperar. La de arriba es más aceptable, no indica dinámica. Mientras  pensaba cómo mejorar la fotografía, entró en escena este chico y lanzó una piedra a las cabras. Su presencia añadió energía y profundidad a la composición”.

Demasiadas veces cuando volvemos de un viaje, las fotografías de los paisajes nos parecen planas y confusas. Los elementos que nos extasiaron están allí, pero la imagen no nos tramite las emociones que sentimos entonces. Normalmente, esto se debe a la ausencia de algo que nos llame la atención es especial. Siempre que miramos una fotografía buscamos en ella algún punto de interés. En la fotografía de países, el truco consiste en componer la escena de modo que aquello que nos parezca interesante, la montaña, el lago o los colores, se conviertan en el centro de interés visual.

¿QUÉ DEBERIA FOTOGRAFIAR?
Hacer buenas fotografías es sobre todo un proceso mental. Para empezar, pensemos en lo que nos ha impactado de un lugar y nos hace sentir que merece la pena hacer una foto: esa esencia es la que queremos captar. ¿Qué adjetivos usaríamos para describirle el lugar a un amigo?. Una pradera de horizontes infinitos, un árido desierto, un bosque exuberante, una montaña majestuosa……Lo mejor es empezar por estudiar la escena para encontrar los elementos que nos ayuden a transmitís ese sentimiento, y determinar que elección de objetivo, hora del día, época de año y composición serán mejor para acentuarlos.
Supongamos que queremos fotografiar una pradera sería perfecto encuadra un horizonte llano y sin interrupciones con un árbol o una granja solitaria en la distancia para sugerir inmensidad y soledad, y dejar que el cielo ocupe los 2 tercios superiores de la composición, en un desierto buscaremos un encuadre amplio que abarque el sol para potenciar la sensación de calor; o una simple o diminuta plata solitaria en un duna para representar mejor el rigor del lugar.

Volver al sitio
De tener tiempo, conviene volver a un mismo lugar a diferentes horas o en distintas estaciones del año para ver cómo afectan al paisaje los cambios de luz: quizás el sol matutino acaricie el pico de una montaña de forma ideal mientras que por la tarde crea una sombra  que arruina la imagen. La mejor luz se da en las primeras y en las últimas horas del día, porque es más cálida y proyecta sombras largas y suaves que aumentan la profundidad y el relieve de los elementos del paisaje. A demás los rayos del sol inciden en ángulos diferentes según la estación del año, lo que está a la sombra en una tarde de invierno puede estar iluminado en verano.
Los días nublados son perfectos para fotografía escenas en las que el color es importante, como las hojas otoñales de los árboles o el verde esmerada de una pradera debido a la mayor saturación de los tonos. Y no hay que amedrentarse ante un cielo tormentoso, le añade fuerza y dramatismo a la imagen y, si tenemos paciencia puede que los rayo de sol acaben asando a través de las nubes.

Elementos gráficos
Podemos usar elementos gráficos como el curso de un rio o una carretera serpenteante, una sombra expresiva o la caída de un acantila para conducir la vista hacia el interior de la imagen. Y desplazarnos: es sorprendente cómo puede cambiar un paisaje visto desde otro lugar. No hay que limitarse a conducir carretera abajo, hay que subir a las colinas, escalar acantilados si es preciso y tumbarse en el suelo.
Cuando fotografió paisajes termino con la ropa bastante sucia, porque los mejores ángulos siempre están en medio de un arroyo o un despeñadero.

Equipo
Cámaras de gran formato
Para fotografiar paisajes lo mejor son las cámaras de gran formato, ya que se pueden manipular hasta conseguir una profundidad de campo casi infinita y porque el tamaño de la película hace posible realizar ampliaciones de una nitidez extrema. Pero la evidencia de revistas como la NG demuestra que las cámaras de 35 mm son una buena opción siempre que se esté dispuesto a explorar y a esperar la luz idónea. Es importante usar ISOS bajos para reducir el ruido y conseguir un buen rendimiento del color. Yo suelo usar ISOS entre 100 y 400.

Objetivos gran angular
Los objetivos gran angular son muy útiles porque abarcan una gran porción de la escena y permiten enfocar todos los planos, incluso con diafragmas intermedios. Pero existe el peligro de hacer fotografías demasiado planas.
Hay que incluir en la composición algún elemento significativo: un rio o una carretera, o bien algo que llene el primer término y la zona intermedia. Después de fotografiar a un apersona en el borde de un precipicio, desolásemos hacia atrás para encadarla a un lado mientras mira hacia al vacío. De este modo se convierte en un elemento esencial de la composición que ayuda a la mirada a adentrase en la fotografía, además de proporcionar una referencia de la escala, otro de los elementos importantes en un paisaje.
Al usar un gran angular hay que tener cuidado con el horizonte y acordarse de la regla de los tercios. El cielo debe ocupar el tercio superior de la composición, a menos que tenga un significa especial, en cuyo deberá ocupar los dos tercios. Otras veces es mejor una foto simétrica, por ejemplo, el reflejo de una montaña en un lago en dos mitades iguales. No hay que medir la luz en el cielo, que por regla general es demasiado brillante y conduce a un sub exposición del resto de la escena, sino en una zona equivalente a un tono medio o en una carta gris, hay que comprobar el encuadre de la imagen a través del visor y eliminar elementos molestos o no deseados, como líneas eléctricas o antenas.
No descartemos los teleobjetivos, que también tienen grandes posibilidades en la fotografía de paisajes. Podemos comprimir una cordillera, o bien dar la impresión de que un pico surge por detrás de una cabaña.

Busquemos detalles y dibujos
Un detalle puede decir más que el conjunto: una roca aislada esculpida por el tiempo puede comunicar mejor las sensaciones de un lugar que la fotografía de un valle entero.
Los dibujos de la corteza de un árbol centenario pueden decirlo todo a cerca de un bosque. Este tipo de fotografía refleja mejor nuestra interpretación personal que una imagen general y convencional.


Cascadas y ríos
Para mostrar en una fotografía como salpica la espuma de una cascada, hay que usar una velocidad de obturación para detener las partículas de agua en el aire. Sin  embargo para mostrar el fluir del agua en un pequeño arroyo hay que usar una velocidad lenta más o menos de 1/8 de segundo. Es conveniente usar un trípode o cualquier otro soporte y un cable disparador para evitar la trepidación de la cámara. Si salen personas es importante que estén muy quietas.

Bosques
Los bosques suelen ser oscuros, por lo que exigen un ISO alto, a menos que usemos trípode  y haya una quietud absoluta. Los rayos de luz traspasando las copas de los árboles, e incluso el sol destellando entre las ramas es interesante. Hay que medir la luz con sumo cuidado, ya que tanto el sol directo como los rayos de sol que se filtran entre las hojas conducen a fuertes sub exposiciones. Conviene tener un centro de interés, como unos helechos con una iluminación contrastada, los dibujos de la corteza de los troncos de unos árboles, un camino estrecho y tortuoso, o el llamativo color de un flor para reforzar la composición.

Playas
Las imágenes deberían transmitir un sentimiento ya sea de caída serenidad, dramática tempestad, contemplación solitaria o jolgorio vacacional. Cada playa tiene su propio carácter. Preguntémonos que tiene más interés, ¿la arena blanca surgiendo del agua color turquesa?, ¿O la costa rocosa batidas por las olas? Una fotografía realizada con un gran angular desde lo alto de un duna sería perfecta para plasmas la primer escena, pero u teleobjetivo sería mejor para captar a contraluz las olas golpeando las rocas.



Primer término y profundidad: en la imagen, el fotógrafo transmite con éxito la grandiosidad de la llanura y de lo que crece en ella. En el primer término, las largas espigas de trigo encuadran y añaden sensación de profundidad y de escala. Un diafragma cerrado ayudó a conseguir gran profundidad de campo.

ANNIE GRIFFITHS BELT, el contacto con la gente

Como fotógrafa de reportajes por encargo, Annie griffiths Belt trabaja una amplia variedad de temas, desde yacimientos arqueológicos hasta paisajes y geografía social.
Uno de sus puntos fuertes es la habilidad para fotografiar a la gente enfrascada en sus actividades cotidianas.
“Tanto si trabaja para la revista como el proyecto de un libro, siempre intento incluir en el reportaje un elemento humano. El lector se involucra más con estas imágenes que con fotografías que sólo son bonitas; añade otra dimensión”, dice.
Belt se compenetra muy bien con sus modelos. “si veo que va ocurrir algo interesante, me acerco poco a poco hasta donde me sea posible y empiezo a disparar. Cuando me descubren, sonrío y saludo para que vean que no quiero perjudicar a  nadie”, explica.
“Otras veces me paro y hablo con la gente o, si hablan en inglés, les hago un cumplido y les invito a seguir con lo que estaban haciendo. Puede que posen durante un momento, pero enseguida vuelven a comportarse con naturalidad.  ”

Belt reconoce que hay mucha gente que se siente incómoda fotografiando a desconocidos y que racionaliza su temor a acercarse a ellos diciendo: “No quiero ser un intruso ni molestar a esas personas”.
Pero ella no cree que la gente se sienta invadida en su intimidad. “Los fotógrafos no acosas al granjero, a la peluquera o al camionero. Al contrario, al prestarles atención, hacen que se sientan especiales. Hacer una fotografía puede ser hasta un cumplido si la convertimos en una experiencia positiva.”
En sus seminarios fotográficos sobre retratos, Belt hace hincapié en las ventajas de usar angulares y disparar desde muy cerca. “Animo a mis alumnos a que se acerquen físicamente a la escena. Intento ayudarles a comprender que la intimidad solamente se produce cuando hay proximidad; las fotografías con teleobjetivos no transmiten la misma sensación de intimidad.”


Cuando viaja al extranjero rara vez utiliza interprete; prefiere entrar en contacto directo con la gente. Aprende lo suficiente del idioma para poder ser educada, y se comunica más allá de las palabras con gestos, signos o dibujos, acompañados siempre de una sonrisa, para explicar sus intenciones fotográficas.
En un pueblo africano por ejemplo, puede abrazar a los niños y hablar en inglés, aun sabiendo que no entienden una sola palabra de lo que dice. En cualquier país le puedes decir a una mujer “! Que niño tan guapo!”, y ella lo comprenderá. Este tipo de comunicación y de entendimiento funciona mejor que un traducción formal”, ha  descubierto Belt.

Como mujer que suele trabajar sola, Belt ve que algunas personas se preocupan por ella. Sin embargo, en realidad se siente más segura en la mayoría se los casos siendo mejor de lo que podría sentirse si fuera hombre: ”Como mujer pareces más inofensiva; por mi parte, trato de pasar desapercibida y si las cosas se ponen feas desaparezco. En algunas culturas piensan que la mujer americana es fácil y libre, así que hay que tener cuidado y conocer el país todo lo posible”, dice. Las restricciones que imponen ciertas sociedades, como la árabe, son un gran problema para las profesionales de fotografía, ya que no les está permitido entrar en una mezquita. “Yo transformo este inconveniente en una ventaja” explica. “Me quedo con las mujeres y tomo imágenes que un hombre jamás podría hacer.”

Belt, una de las primeras mujeres en trabajar para la National Geographic, empezó su carrera hace unos 25 años, en una época en que las publicaciones enviaban  a una mujer a situaciones de riesgo.
Después de cinco años de reportajes, hizo su primer trabajo en el extranjero. Desde entonces, ha trabajado por todo el mundo.
Cuando emprende un viaje largo se lleva a sus dos hijos y alquila una casa de campo o un apartamento para mantener una vida familiar lo más normal posible. Con la ayuda de una niñera; Lyli y Charlie siguen sus estudios. Don Belt, editor ayudante y redactor de National Geographic, se reúne con ellos durante las vacaciones, por lo que es raro que la familia pase más de un mes separada.
Además de meses de largas jornadas de trabajo, la mayor parte de los reportajes exigen grandes dosis de investigación previa al trabajo de campo, que Belt considera una inversión indispensable para poder publicar luego historias de calidad.

“rara vez fotografío lo que es evidente, porque National Geographic casi nunca publica lo obvio”, declara Belt. “Para ser comunicativo es necesario escarbar bajo las superficies de las cosas.”
En sus seminarios de fotografía se ha dado cuenta de un hecho interesante: “La mayoría de los estudiante no entiende el significado de la palabra trabajo,” explica. “Como cualquiera puede hacer fotos, no se dan cuenta que hay que trabajar mucho y muy duro para conseguir una buena imagen. Les atraen los lugares exóticos y el colorido de los vestidos, porque en sí mismo tienen un poder visual altamente efectista, pero hay que ir más allá para crear algo que exprese el carácter del lugar o de la gente. ”

A menudo le preguntan qué cualidades hay que tener para ser fotógrafo de National Geographic.
A esta cuestión Belt responde lo siguiente: “hay que tener talento fotográfico y la capacidad de ser creativo empleando la tecnología. También es imprescindible  poseer sentido del humor, curiosidad por el mundo, un punto de vista personal y una tremenda motivación, además de estar siempre dispuesto a forzarse a ir más allá de lo que uno se cree capaz”.
Belt reconoce que es difícil desarrollar una visión fotográfica; se trata de una evolución potenciada por la experiencia. “Ahora veo cosas de hace 20 años era incapaz de ver; entras en armonía con una serie de elementos que se combinan para hacer que algo suceda. Es algo así como una coreografía, porque sientes cómo las cosas empiezan a suceder, la luz, por ejemplo. Es una sensibilidad que se adquiere cuando, a lo largo de los años, se tiene siempre en mente este objetivo.”
Peter K. Burian
Consejos fotográficos de Annie Griffiths Belt
  • -          A mucha gente le encantan los juguetes (el equipo fotográfico) o le encanta hacer fotografías. Creo que hay que combinar habilidad y equipo, saber aprovechar la tecnología y ser creativos con ella. Si nos enamoramos del equipo jamás llegaremos lejos.
  • -          No hagamos muchas fotos solo para estar ocupados. Seamos autocríticos con la composición. Pero cuando suceda algo interesante, no hay que escatimar en los disparos.
  • -          Aprendamos a medir la luz, en vez de confiar ciegamente en la cámara. Hay que aprender a crear fotografías combinado la luz y los parámetros de la cámara que se ajusten a nuestras intenciones.  Debemos escoger una opción u otra siempre en función de nuestra creatividad personal.
  • -          En la mayoría de las fotografías, la dirección, la calidad y el color de la luz, junto con el modo en que se ilumina al sujeto, son mucho más importantes que la cantidad de luz. En fotos de paisajes, sobre todo, creo que el punto más importante y que más se descuida es la apreciación de la luz. Del mismo modo que se adquiere un cierto oído musical con el tiempo, también se adquiere la capacidad de valorar y apreciar la luz en la fotografía.
  • -          Si nos interesa el fotoperiodismo, tenemos que aprender a contar una historia con la cámara. Algunas vece solo podemos hacer con un solo fotograma, pero la recompensa será mayor si lo hacemos a través de un reportaje completo.
  • -          Tengamos presente en todo momento el diafragma que estamos utilizando; ajustaremos f/4 o f/16 por una razón específica, para lograr el efecto concreto, nunca porque si.
  • En la prensa, a menudo vemos al ejército israelí luchando o envuelto en sucesos trágicos. En su reportaje sobre Jerusalén, Belt quería mostrar una perspectiva diferente. Para humanizar a los soldados, que en su mayoría son muy jóvenes, usó la cámara con discreción hasta capturar esta imagen tan expresiva.

Retrato

RETRATOS
Se hacen más fotografías de personas que de cualquier otra cosa: la familia, de los amigos, de deportistas famosos o de la gente en general mientras se viaja. Como sucede con un paisaje, hay que esforzarse para conseguir algo más que una fotografía de una persona: queremos recoger el espíritu de esa persona, del mismo modo que el retrato hecho por un pintor transmite algo más que la apariencia física del modelo. Hay dos formas de fotografiar a la gente: haciendo retratos formales y retratos espontáneos. En un retrato formal existe una cooperación entre el fotógrafo y el modelo, que en realidad está posando activamente para la cámara.
 En un retrato espontaneo, el fotógrafo actúa como un reportero, cazando situaciones que se dan en forma natural y sin su intervención. En ambos tipos de retrato es importante analizar al modelo y la situación para tener idea de lo que se quiere captar.

Retratos formales
Cuando se hacen retratos formales, hay que conocer el modelo. ¿Quién es? ¿Qué características de su personalidad queremos reflejar? ¿Es un intelectual? ¿Es sensual, aparenta felicidad, seriedad? Luego hay que estudiar de qué manera la pose, el vestido y el entorno nos ayudarán a comunicar esas cualidades.
La expresión de una persona es casi siempre la forma más inmediata y clara de mostrar su personalidad, pero todos los elementos de la fotografía contribuyen a ello en mayor o menor medida.


















Exploración del terreno
Lo primero que hay que hacer es buscar el lugar idóneo en el que situar a la persona y decidir la posición de la cámara. Aunque, antes de nada, hay que probar los flashes o los reflectores, si vamos a usarlos.
Es importante que el modelo esté relajado y tranquilo. No conviene en absoluto que tenga que esperar  mientras nosotros ponemos todo el material del equipo a punto, así que, cuando entre en acción debemos estar preparados para dedicarle nuestra  atención.

Objetivos
Un teleobjetivo corto- 85, 105 o 135 mm- es la mejor elección para hacer retratos de primer plano o de tres cuartos. Es más favorecedor que un angular, además perite al fotógrafo alejarse un poco para no intimidar al sujeto. Los teleobjetivos tienen muy poca profundidad de campo, por lo que hay  que enfocar con precisión el ojo más próximo a la cámara y, mediante el botón de pre visualización de la profundidad de campo, comprobar el enfoque en el resto de la cara.
Si la profundidad de campo es muy reducida, quizás tengamos que cerrar el diafragma y disparar a una velocidad menor, o bien usar ISOS mas elevados. Para hacer retratos de ambiente es preferible usar objetivos normales o angulares, con los que podremos incluir todo el cuerpo o toda la habitación en el encuadre vigilando siempre que no hay distorsión.


Ángulos
Lo mejor es observar al modelo desde varios ángulos a través de visor: de perfil, de tres cuartos, de frente, inclinando la cabeza, y fijarse en como describe la cara del sujeto cada punto de vista. Una nariz prominente se alarga en una pose de tres cuartos, sobre todo con un objetivo normal o gran angular; una cara redonda puede quedar demasiado circular en un retrato frontal. Al modelo no le importara cooperar a ambos les interesa encontrar el ángulo más favorecedor.

Iluminación
La iluminación es el factor más importante en un retrato. Una luz suave y difusa es generalmente la mejor y la que más favorece, aunque hay ocasiones en que una fuere luz iluminación lateral se adapta a las características del modelo. Conviene experimentar con varios tipos de luz y conocer su efecto. De este modo, cuando se nos presenta una situación particular, sabremos elegir la iluminación más apropiada.



Luz de ventana
Una ventana suele proporcionar una iluminación suave, difusa y natural. Situaremos al modelo cerca de la ventana, de pie o sentado, de modo de tres cuartos de su cara están iluminados por la luz exterior. Si  entra la luz directa del sol, se puede difuminar con una cortina delgada, una sábana blanca o papel vegetal.
Recordemos que la parte de la cara opuesta a la luz quedará en sombra. Si esto no nos conviene, intentemos rebotar algo de luz para suavizar las sombras. Cualquier tipo de superficie blanca servirá para reflejar la luz, por ejemplo, una cartulina. Podemos mover el reflector hacia delante y hacia atrás para variar la intensidad de la luz.

Flashes móviles
Además de usar flashes fijos y reflectores o materiales difusores para suavizar la luz, se consigue un efecto parecido rebotando el flash en el techo o en un pared cercana. La luz envolverá toda la escena de forma muy equilibrada, especialmente en habitaciones blancas o de colores oscuros.
También podemos lograr un efecto similar acoplando un cabezal difusor de plástico frente a la antorcha del flash.

                              Luz exterior
Como sucede en un interior, la luz es fundamental para hacer un retrato en el exterior. Es importante encontrar el lugar adecuado con suficiente antelación y fijarse en todo aquello que pueda servir de fondo para la fotografía y en la iluminación a diferentes horas del día antes de decidir el lugar y la hora del retrato. La luz cálida de la mañana o de la tarde es mejor. Los días nublados también son buenos, porque tienen una claridad suave y difusa. Si no hay más remedio que hacer el retrato a medio día y con sol, hay que buscar un lugar a la sombra donde colocar al sujeto, teniendo la preocupación del que el fondo no sea demasiado brilloso.
La luz se tiene que medir en la cara del sujeto o en una cartulina gris colocada de tal forma que la reciba con la misma intensidad.
También se usan reflectores para iluminar más la cara o suavizar las sombras en  los días muy soleados.
Se deben colocar antes de realizar la medición.

RETRATOS DE AMBIENTE
Un retrato de ambiente debe situar al sujeto en su entorno o lugar de trabajo habitual. La idea consiste en  retratar no sólo la persona sino también su relación con algo que acostumbra hacer, ya sea una profesión o una afición. Se trata de captar los intereses de la persona y reforzarlos con la composición.

Este tipo de retratos no suelen ser de primer o medio plano, sino que normalmente abarca el espacio que rodea a la persona.
Investigaremos primero visitando al modelo en su lugar de trabajo, le preguntaremos si no le importa que miremos mientras se dedica a sus ocupaciones. Tomaremos notas metales de cualquier situación que pueda conducir a una buena fotografía, de si hay algo en particular de lo que el modelo se sienta especialmente orgulloso, como lo estará un ganadero de su mejor toro o un jardinero de su flor favorita. Hay que fijarse en cómo se viste y pedirle que se ponga lo mismo para el retrato.
A la gente le suele gustar arreglarse para una fotografía, lo que está bien para un retrato formal.
Pero en este caso debemos subrayar que lo que estamos buscando es un aspecto natural. A menudo es mejor hacer la sugerencia de forma indirecta, diciendo, por ejemplo: “creo que esta camisa es perfecta para el retrato.”
Si se quiere hacer el retrato en el exterior, hay que inspeccionar el lugar a diferentes horas del día para determinar cuándo hay la mejor luz.
Si por el contrario, se trata de hacerlo en un interior, conviene probar unas cuantas luces y reflectores antes de comenzar. Durante la sesión tanto el modelo como el fotógrafo irán cambiando de posición, así que conviene que el sistema de iluminación esté dispuesto de tal modo que no entorpezca los movimientos de ambos.
Un flash de relleno tiene los mismos resultados que un reflector, es decir añade luz a la escena y ayuda a mejorar los detalles. Debe ser difuso y nunca superar o igualar la intensidad de la iluminación principal. La luz se suaviza colocando un cabezal difusor sobre el flash. Si el ángulo del flash en ajustable, se inclina ligeramente hacia arriba. Si no es posible usar un cabezal difusor, se enfoca hacia arriba y se coloca una cartulina blanca o cualquier otro tipo de superficie reflectante en la parte posterior, doblándola ligeramente para que la luz de destello s medio diafragma menos del necesario para un exposición.

El momento de disparar

Hay que pedirle al modelo que se comporte de manera natural y que no preste atención a la cámara.
Obtendremos las mejores fotografías cuando esté enfrascado en su trabajo. Hay que moverse y buscar ´ángulos diversos; hacer fotos con gran angular, de cerca, generales, desde un lado e invitar al modelo a que levante la vista de su trabajo. Tengamos siempre presentes las características más relevantes de su persona y registrar los aspectos que las comuniquen: si es un músico tocando el piano, reproduzcamos un momento de éxtasis; si se trata de un levantador de pesas, captemos la tensión que le desencaja el rostro. Pero, ante todo, paciencia. Lo mejor es esperar  que el modelo se olvide de nuestra presencia y se relaje, a que empiece a empapar de sudor la ropa de trabajo, a que la cesta esté llena de flores.

Retratos de grupo
Un retrato de grupo puede mostrar a  dos personas o a una multitud, puede ser el retrato de una familia en estudio o el retrato de una reunión en el campo.

En cualquier caso, el ángulo en que incide la luz es fundamental para que se vean todas las caras.
Si vamos a fotografiar a un grupo de personas dentro de casa o en el estudio hay que seguir el mismo proceso de los retratos individuales. Cuando el grupo sea numeroso, lo mejor es distribuir a la gente en filas, en una escalera, en unas gradas o hacer que parte del grupo se arrodille delante, comprobando siempre que todos los componentes del grupo estén iluminados por igual y no se hacen sombra unos a otros. En e exterior aprovecharemos una elevación en el terreno, unos bancos o cualquier cosa que pueda agrupar a las personas. Comprobaremos el ángulo del sol y las sombras con ayuda del visor y dispondremos a la gente de la misma manera que en un interior. Los días nublados, con su característica difusa, son ideales para realizar retratos en grupo. Para retratar a un grupo muy grande y no dejar a nadie hay elevar la cámara y disparar desde arriba, encaramándonos  a una escalera o a un árbol, o bien, si el grupo está alrededor de la mesa, subiendo a una silla.
Con un gran angular habrá que comprobar la distorsión y la profundidad de campo, con el fin de que todo el mundo quede bien enfocado. Si el sol está a nuestra espalda, es probable que las personas cierren los ojos, hay que tomar varias fotografías para asegurarse de que, al menos en una, todos tengan los ojos abiertos, ya que, si alguien los cierra en el momento de disparar, no podemos verlo hasta que tengamos la foto revelada o ampliada en la pc.

Ayuda bastante tener un centro de interés, incluso si el grupo es numeroso; hagamos hincapié en el trofeo del equipo, el mejor jugador, los abuelos o el presidente de la compañía. No tienen por qué ocupar la zona central del encuadre, pero han de ser perfectamente visibles y ser objeto de atención por parte de los demás.
Si es posible, hay que distraer al grupo con bromas que les hagan reír o contar una historia y disparar justo en el momento culminante.
Y sobre todo, usemos la imaginación; si estamos retratando a un equipo de baloncesto, pidamos a uno de los jugadores que se cuelgue del tablero, o bien tratemos de trepar y encuadrar a los jugadores desde arriba a través del aro.

Retratos espontáneos
Un retrato espontáneo puede ser de una persona conocida o de un extraño, en situaciones íntimas o en calles abarrotadas de gente. Algunas veces el modelo, aunque esté concentrado en otra cosa, es consciente de la presencia del fotógrafo; otras no se da cuenta. Paseando a la búsqueda de un motivo o esperando a que se presente una situación interesante, lo fundamental es estar preparado: un fotógrafo es un cazador en busca de un instante escurridizo pero elocuente.
¿Qué clase de fotografía queremos hacer? En un mismo sitio es posible hacer fotografías diferentes: en un mercado, por ejemplo, podemos ir en busca de ángulos abiertos para mostrar sus dimensiones, pero también hacer algunos retratos de los vendedores. Y, además, buscar elementos que expresen la identidad del lugar, como cajas de verduras recién descargadas de un camión, gente regateando un precio o un puesto de pescado. Cuando se usa un gran angular se obtienen buenos resultados cerrado el diafragma para aumentar la profundad de campo. Lo mismo sucederá con un  teleobjetivo si se enfoca el punto por donde vaya a pasar el sujeto y se cierra todo lo posible. Una cámara con motor de arrastre es muy útil para hacer varias fotos seguidas.


El flash de relleno sólo debe disparase ocasionalmente, ya que llama mucho la atención. Si la gente se da cuenta de que le estamos haciendo foto, sonreiremos y nos mostraremos amables explicando lo que estamos haciendo. En ocasiones, conviene pedir permiso. A la gente no le suele importar que le hagan fotos, siempre que el fotógrafo sea rápido y discreto. Si tenemos tiempo no estaría de más intentar unirse a las actividades del grupo; la gente nos aceptará con más facilidad, y es una forma de averiguar qué elementos de la escena son los más importantes.

Pasar inadvertidos
A veces es necesario pasar inadvertidos. En La Paz, hace algunos quería tomar fotografías de un grupo de indigentes que estaban drogándose con clefa y junto al grupo se encontraba un mujer de unos 20 años con un bebe de no más de 2 años que cuando comenzó a llorar le daban también clefa, pero sabía que si preguntaba no me dejarían hacerlas. Utilice mi lente 18 -55 mm para no tener que preocuparme del enfoque, y antes de disparar ajuste la exposición y baje del vehículo hecho al perdido a preguntarles una dirección y hice las fotografías desde la altura del pecho.

ES difícil componer una imagen de este modo, pero en situaciones peligrosas como está, es la única forma de obtener fotografías.
Sin embargo, no hay por qué disimular  para conseguir buenos retratos espontáneos.  Lo más importante es actuar de forma natural y estar relajado, dejar que la gente se acostumbre a nuestra presencia y a nuestra cámara y vuelva de nuevo a sus ocupaciones. Por encima de todo, hay que ser simpático y respetuoso con los sentimiento de los demás. Si alguien se muestra reacio o se incomoda, conviene marcharse. Hay otras muchas fotografías que hacer.


Fotografiar a la familia
La familia es nuestro motivo fotográfico favorito. Empezamos a hacer fotos de os niños desde el momento en que nacen, cuando gatean, dan sus primeros pasos, el día de su graduación y, más tarde, de su propia descendencia. Fotografiamos a nuestras parejas, padres, abuelos y otros parientes en todo tipo de situaciones, desde fiestas de cumpleaños y cenas de Nochebuena hasta salidas al parque de atracciones y excursiones al campo. Las fotos de familia no sólo llenan nuestros álbumes, sino que también son las que más apreciamos.
Fotografiar a nuestros parientes es un modo de practicar la fotografía de retrato en sus modalidades, formal y espontánea. Una de las ventajas de esta práctica consiste en que conocemos a los modelos, pero lo más importante es que ellos confían en nosotros, tendrán más voluntad y paciencia que otras personas y soportaran mejor la espera mientras experimentamos con la iluminación y los objetivos. Nos permitirán realizar un estudio sobre retratos formales e informales. Fotografiando a cada uno de los  miembros de la familia probando diferentes localizaciones y arreglos. Tratemos de hacerles fotografías espontaneas cuando salgamos con ellos con el fin de adquirir una experiencia que nos ha de servir luego con otros modelos menos dóciles.

Fotografiar niños
Hay que tener siempre la cámara cargada y a punto, pues nunca se sabe cuándo un niño va hacer algo digno de ser inmortalizado. La mayoría de las veces son instantes fugaces, y hay que estar preparado para no perdérselos. Con película rápida, por ejemplo de 400 ISO, podremos hacer fotos aprovechando la luz ambiente sin tener que conectar el flash y esperar a que se cargue. Y hagamos muchas fotos: ese niño sólo va ser tan pequeño una única vez en la vida, y desgraciadamente un tiempo muy breve.
En interiores, sobre todo en habitaciones pequeñas, es muy útil trabajar con flash, haciendo que su luz rebote en el techo y se difumine, o bien para crear un relleno. Si lo montamos en la cámara tendremos más libertad para movernos. El flash difuminado no molesta tanto como el directo, con la ventaja añadida de que no proyecta sombras duras. Cuando incluso la luz del flash indirecto molesta, lo mejor es tratar de hacer las fotos únicamente con la luz ambiente.

En exteriores conviene tener presentes el ángulo de la luz del sol y las sombras que proyecta. Como siempre, la mejor luz en un día soleado se da por la mañana y por la tarde. Mediremos con cuidado evitando los reflejos de la arena o de la nieve. Recordemos que si los niños corren, será necesaria una velocidad relativamente alta, de 1/125 como mínimo.
Una buena idea es participar de sus actividades: jugar a la pelota, contar cuentos, hacer todo lo que hacen los niños para que se acostumbren a vernos por ahí dando vueltas con ellos y estén distendidos.
Cuando saquemos la cámara, les gustara que los dejemos mirar por el visor, sin permitirles poner los dedos sobre el objetivo. Enseguida perderán interés por la novedad y volverán a sus juegos. En ese momento con un teleobjetivo y desde su altura, obtendremos esos primeros planos que andábamos buscando.
En todas cuantas ocasiones fotografío niños me paso la mayor parte del tiempo arrodillado o tumbado en el suelo: es la única manera de ver y captar sus expresiones y tener una idea de cómo se ve el mundo desde su punto de vista.

Fiestas de cumpleaños
Las fotografías más convencionales son las que más nos gustan: las de niños apagando las velas, abriendo regalos, comiendo pastel con la cara manchada de chocolate. Al llegar el momento tenemos que estar a punto de disparar.
Es indispensable buscar una buena posición para retratar al pequeño soplando las velas. En un interior se puede usar la luz ambiente o flash, de relleno o rebotado. Para captar la llama de las velas habrá que utilizar una velocidad de 1/30 o menos en función del ISO que usemos. Puede ser necesario un trípode u otro tipo de soporte. El reportaje incluirá una foto antes de soplar, con las mejillas hinchadas; otra mientras el niño sopla, y una tercera para registrar la felicidad dibujada en su rostro. Si se trata del cumpleaños de la abuela, es posible que las numerosas velas produzcan tanta luz como para conseguir una buena fotografía sin ayuda del flash.
No olvidemos hacer algunas fotos de todos los chicos de la fiesta reunidos, ilusionados e impacientes, alrededor del pastel. Cuando el niño empieza abrir los paquetes, no nos perdamos el instante en que rompe la piñata y caen los juguetes, cuando la expresión de su cara lo dice todo.
Y desde luego en los semblantes de los familiares, sus reacciones cuando el niño abre sus regalos. Lo mejor es acabar haciendo algunas fotos del niño rodeado de todo lo que le han regalado.

La graduación
Igual que en las fiestas de cumpleaños, vamos a hacer las fotos convencionales: el graduado recibiendo su diploma, todos los alumnos agitando los birretes, etc. Son las fotos más populares por una buena razón: captan la esencia de la fiesta. Pero no son las únicas posibles: podemos retratar a nuestra hija abrazando a su mejor amiga y la expresión de orgullo de la madre.

Para obtener una buena foto de los chicos obteniendo el diploma, hay que tener a punto un teleobjetivo, aproximarse con sigilo cuando se acerque su turno si estamos sentados muy lejos, esperar agachados o arrodillados para no tapar la vista a los demás y, en el momento preciso, levantarse y hacer la foto con rapidez. Luego retirarse.

Bodas
Una boda es, probablemente, el acto más fotogénico de nuestras vidas, así que preparémonos para hacer un montón de fotografías. Lo mejor es hacer las fotos siguiendo las pautas preestablecidas en la boda; planear con tiempo los momentos que se vayan a fotografías y estudiar la mejor posición y el ángulo de la toma. Los retratos serán formales y espontáneos, la mayoría de ellos en interiores. En algunos casos será difíciles, ya que el interior de la iglesia suele ser bastante oscuro. Tenemos que usas ISOS elevados teniendo mucho cuidado con el ruido, porque nos permitirá utilizar al máximo la iluminación ambiente y porque, en caso de necesitar flash, la intensidad necesaria de cada destello será menor, así como el tiempo de recarga.
Lo primero será la despedida de soltero, el peinado de la novia, los vestidos de las damas de honor…… con algunos retratos serios y otros más desenfadados: el novio esperando nervioso o la mirada de la novia perdida en el infinito a través de una ventana. Con ISOS altos aprovecharemos la luz ambiente en interiores, ayudados por un flash de relleno.

Hay que tener cuidado al medir la luz en los retratos de  la novia, ya que el vestido blanco puede engañar al exposímetro, como ocurrirá con el traje oscuro del novio.
Antes de hacer las fotos en la iglesia, pediremos permiso. LO ideal sería prescindir del flash, y empezar con una foto de la novia mientras se dirige hacia el altar. Para registrar la ceremonia, hay que situarse detrás y a un lado del altar.
El mejor momento para hacer los retratos formales es después de la ceremonia, ya se a la salida de la iglesia o antes de entrar al restaurante: la novia y el novio, la pareja con sus respectivos padres, la novia junto a sus damas de honor, el novio con su mejor amigo, y así con el resto de invitados. En el exterior tendremos muy en cuenta la luz: en el atardecer el sol será agradecido, pero a mediodía o a primera hora de la tarde tendremos que hacer los retratos en una sombra. Si el fondo es brillante nos hará falta un reflector o un flash de relleno.
En el restaurante, las fotos de los novios mientras cortan el pastel serán espontaneas. También lo serán las de los amigos decorando el coche de los novios.
Y muy atentos a los momentos especiales: la novia bailando con su padre, las lágrimas en los ojos de la madre…. No olvidemos a los principales invitados, incluyendo a los testigos y a la persona que entrega el anillo. Para terminar el reportaje, podemos tomar una foto del coche de los recién casados perdiéndose en la distancia.

Fiestas
Las fiestas proporcionan la oportunidad de hacer muchos tipos de fotografías: retratos espontáneos y de grupo, juegos, deportes, desfiles y entrañables momentos familiares.
Hay que tener la cámara cargada y lista para no perder ninguna oportunidad y actuar sin timidez, porque a todo el mundo le gusta tener fotografías de sí mismo y de sus seres queridos.
Hay que elegir los momentos que simbolicen la fiesta o la reunión, y hacer fotografías que transmitan las características particulares de cada celebración.

Nochebuena
Gran parte de las escenas serán interiores, de modo que habrá que emplear la luz ambiente y, si es necesario, el flash rebotado en el techo o en una pared blanca o en una pared de color claro. Usaremos ISO alto para aprovechar al máximo la luz ambiente. Encenderemos todas las lámparas de la habitación. Hagamos un reportaje como si no los hubieran encargado: fotos espontáneas de la gente cuando llega y se felicita mutuamente, de los cocineros, de la madre llevando el plato principal a la mesa, de todo el  mundo situado convenientemente para el retrato grupal, cortando el pavo, sirviéndose la picana o el puerco, nos subiremos sobre un silla y retratemos cuando se pasan los platos.
Durante la comida tendremos la cámara cerca para fotografiar la gente comiendo y el brindis.
Hay que estar preparado cuando entren los niños y descubran los regalos que les trajeron. Captaremos sus risas ansiosas, sus caras de sorpresa y como disfrutan sus regalos.
Lo mejor ISO alto y flash de rebote o relleno. Haremos una fotografía familiar delante del árbol de navidad adornado, con todas las luces de la habitación y, desde luego las del árbol encendidas al máximo. Usaremos una velocidad lenta (sobre 1/8 a f/2.8) para que las luces del árbol brillen intensamente. Rebotaremos el flas en el techo para iluminar el reto de la escena.


No debemos olvidar captar las escenas de sobremesa, a los que miran el televisor, y, sobre todo, las despedidas: los niños dormidos en brazos de sus padres camino del coche, los abrazos… haremos copias de las mejores fotografías y las enviaremos a los parientes.


miércoles, 25 de enero de 2012

JODI COBB, más allá de las barreras

Jodi Cobb, dedicó unos de sus trabajos al estudio del concepto de belleza en las diferentes culturas alrededor del mundo.
En él se abordaba desde la investigación científica sobre la importancia de la simetría en la supervivencia  de las especies hasta la importancia económica que tienen los cosméticos en la economía global.
Jodi Cobb no sólo ha fotografiado los modelos de belleza de los desfiles de moda, sino también los de las culturas, que emplean la escarificación, el vendado de los pies, la inserción de platos en los labios, el piercing y los tatuajes como símbolo de belleza, fertilidad o resistencia a la enfermedad. Para realizar este reportaje tuvo que viajar por diez países, incluyendo algunas de las zonas más remotas de África y Papúa – Nueva Guinea.
Aunque ha hecho fotografías en regiones aisladas, la mayoría de las imágenes las ha obtenido en lugares no tan perdidos, como Hong Kong y Venezuela.
Cuando no cubría actos concretos, captaba sucesos cotidianos que relejasen la cultura y las costumbres populares propias de cada nación. “Cada país es diferente; en algunos, a la gente les gusta ser retratada, y en otros, no”, dice. Donde no existen las barreras culturales, suele empezar con retratos espontáneos cuando advierte una situación interesante o establece relación con alguien. “Me resulta más fácil pedir perdón que pedir permiso”, añade. Después, si  es necesario, da la explicación a través de un intérprete, aunque suele bastar con una sonrisa y un gesto simpático.

Jodi Cobb afronta riesgos cada vez en cuando, como en esta manifestación de los palestinos en el este de Jerusalén, en 1982. En tales situaciones tiene que trabajar rápido y confiar en sus habilidades de fotógrafa para transmitir un mensaje, en este caso la ira y el dolor que sintió esta mujer cuando la policía se llevó a un familiar suyo.
El punto fuerte de Jodi Cobb es su capacidad para captar la vida íntima de las personas, un proceso que cuesta mucho más tiempo y trabajo que hacer fotos en un mercado. “Las mejores fotografías las haces cuando tratas a la gente de tú a tú”, explica. Los efectos especiales no forman parte de este tipo de fotografías. “Quiero que el espectador sienta algún tipo de emoción, sin ningún tipo de truco técnico”, insiste. Su filosofía en cuanto al equipo fotográfico es igualmente simple y directa. Jodi Cobb prefiere prescindir dela complejidad técnica. Suele trabajar con un viejo zoom Nikkor 80’200 milímetros f/4.5 y una Nikon N90s, con flash de relleno cuando es necesario. “A mí modo de ver, los nuevos zooms autofoco f/2.8 y las cámaras profesionales son demasiado pesados y voluminosos”, dice. “Para fotografiar a  la gente necesito un equipo poco aparente, pequeño y compacto; no quiero flashes y foco por todas partes dentro de la pequeña habitación de una geisha o en los camerinos de un desfile de moda.”
Utiliza el flash a menudo, pero sólo para añadir una pincelada de luz. A veces  lo dispara sobre una exposición larga; otras, usa filtros de color. El destello produce una dinámica sensación de movimiento, gracias a que gran parte del sujeto queda nítida.
Mostrando un momento intimo a la cámara, estas geishas leen una revista de astrología en un entreacto. “”Es importante acceder a las personas – dice Jodi-, pero después lo es más el tiempo que se emplea en el trato personal, a través del cual se establece un lazo de confianza que permite mostrar sus vidas a la cámara.”
Jodi admite que está técnica no es nueva, pero la utiliza porque funciona. De hecho, no está interesada en la moda actual de utilizar flash en modo estroboscópico, inclinar el encuadre en cada fotograma o revelar las películas con un proceso invertido para logar colores distintos y llamativos. “A mis alumnos les digo que sean honestos consigo mismo. Seguir siempre las nuevas tendencias es como seguir las modas del mercado: te lo pierdes todo. Hay adoptar un estilo y una visión personal y desarrollar un trabajo fiel a esos principios.”
Jodi Cobb está entre las primeras – y primeros- fotoperiodistas que entraron a Arabia Saudita.
Fotografío a las mujeres, frecuentemente sin velo, revelando vidas ocultas (octubre 1987). “Las mujeres están tan reprimidas en esta cultura.. Les pedía permiso para fotografiarlas, pero tenían que preguntarles a sus maridos o guardianes; de lo contrario se enfrentaban al divorcio, la pérdida del pasaporte o al destierro.” Más o menos el 90% se negó, pero Jodi persevero y finalmente pudo fotografiar  a alguna mujer con la ayuda de un periodista que “le abrió todas las puertas”. El éxito del reportaje la animó a intentar mostrar otra sociedad oculta varios años más tarde. Después de fotografiar a una geisha en Kioto, Japón, Jodi decidió que este tema tenía el suficiente potencial para hacer un libro entero. Dejo por un tiempo la National Geographic y empezó el proyecto con una beca de Eastman Kodak.

Cuando Jodi estaba a punto de tomar esta fotografía, la mujer se relajó y le dio un consentimiento no verbal. Sus esfuerzos para entender otras culturas, siendo siempre sensible a sus ideas sobre privacidad, le ha permitido entrar en mundos normalmente cerrados al fotoperiodismo.

Un contacto inicial le ayudo a introducirse en un mundo completamente cerrado a los extraños.
“La profesión geisha depende de un estricto código de silencio”, explica, “y ellas no quieren compartir sus vidas o secretos con el mundo exterior”. Poco a poco fue abriéndose camino, convenciendo a una de ellas para que se dejara hacer sólo una fotografía después otra, luego una tercera, y así sucesivamente.
Su nueva amiga le ayudo a persuadir a otras geishas reticentes a ser fotografiadas. La retrato dentro y fuera del escenario, en sus casas y en sus citas. Para complementar las fotografías, Jodi Cobb grabó la historia de sus vidas dejando que hablaran ellas mismas, para presentarlas como individuos en vez de como estereotipos. Las fotografías y los textos se publicaron en 1995 en el libro Geisha: The life, the voices, the art, que ganó el Special Achievement Award de la American Society of Media Photographers. National Geographic publicó extracto del libro (octubre 1995), que deja vislumbrar la intimidad de las vidas y de las ceremonias privadas de estos íconos tradicionales de la cultura japonesa. El éxito de Jodi la ratificó como la persona ideal para cubrir el reportaje sobre los conceptos de belleza, que ella misma propuso.
“Me gustaría realizar más trabajos que acercasen a hombres y mujeres al entendimiento mutuo. En muchas partes del mundo, las mujeres viven en un anonimato absoluto, y yo quiero registrar sus dificultades y celebrar sus triunfos. Los hombres creen que no están interesados en este tema, pero cuando ven las imágenes de las mujeres saudíes o de las geishas, se dan cuenta de que en realidad el tema les fascina. Creo que es importante que la gente se dé cuenta”
Peter K. Burian

Consejos fotográficos de Jodi Cobb

  • -          Debemos fotografiar lo que realmente nos interesa, algo por lo que sentimos pasión. Analicemos nuestros sentimientos sobre el sujeto y nuestras razones para fotografiarlo. Si fotografiamos una flor soló porque es bonita o una montaña porque identifica el paisaje, nuestras imágenes no revelarán más que la superficie del tema.
  • -          Si o dominamos del todo las bases de la fotografía, merece la pena hacer un curso para controlar al menos la parte técnica. Sí sabremos que equipo necesitamos para cubrir nuestras expectativas.
  • -          Aunque nuestro único propósito sea hacer fotografías de monumentos conocidos, es necesario comprometerse con la situación. Hay que buscar la luz y experimentar con técnicas, objetivos perspectivas o modos de iluminación diferentes para ir más allá de las fotografías tópicas o de recuerdo.
  • -          La luz de amanecer y del atardecer es la más bonita, pero podemos hacer fotos durante todo el día. Al medio día desde un posición elevada y en picado; con luz dura, a la sombra o en interiores; si se producen sombras fuertes, con flash de relleno. Hagamos algo interesante, podemos beneficiarnos de cualquier tipo de iluminación si somos creativos.
  • -          Examinemos nuestras fotografías con detenimiento y aprendamos de los errores con el fin de corregirlos la próxima vez. Probemos algo más experimental y efectista.
  • -          Recordemos fotografías interesantes en concreto. ¿Es la iluminación? ¿Es el exotismo del lugar? ¿Es la gente? ¿Qué nos inspira esas imágenes?